En barrio Obispo Piedrabuena no volaba una mosca, el miedo se apoderó de la gente luego de que el sábado un vecino, Luis Mauricio Paradi, fuera víctima de un secuestro extorsivo en pasaje 1° de mayo al 1.000.
Rodrigo, un vecino del pasaje que prefiere preservar su apellido, sintetizó: “son conocidos los secuestradores, igual es mejor no meterse”.
“No sé si habrá andado en algo raro el ‘chango’, no creo, aunque siempre cambiaba de motos y andaba bien empilchado; pero igual sorprende, porque si querían plata, en el barrio hay gente mucho más pudiente”, continuó el joven. “Nadie te va a secuestrar de la nada, ellos son camioneros, ¿por qué lo eligieron a él? Pudo haber sido un ajuste de cuentas. En esa cuadra nomás te diría que no era el vecino más adinerado, y de hecho se habla de que le pidieron $ 150.000, hoy eso no es mucho”, consideró. Por último, advirtió que no cree que se haya tratado de un tema de drogas: “se dicen muchas cosas, sobre esta gente, no creo que hayan estado metidos en algo de drogas porque vivían bien con sus trabajos”.
Carla Toledo recordó el horror que se vivió ese día. “Escuchamos los gritos de su madre, no sabíamos qué pasaba y mi papá nos metió adentro de la casa; recién salimos cuando llegó la Policía”, relató. La joven no dudó en catalogar de excelentes vecinos a la familia que sufrió el ataque.
Otra vecina, Lucía del Campo, también recordó el episodio. “Mis hijas y su tía estaban cuando pasó, es un horror esto. Por los vecinos nos enteramos que el domingo lo habían liberado”, contó. La mujer estimó que el ataque no habría durado más de 10 minutos. “Había sólo mujeres en ese momento, no pudieron hacer más que gritar. Los vecinos veían desde atrás de las cortinas, nadie iba a salir si la calle estaba llena de gente armada; no sé quién puede estar preparado para saber cómo reaccionar en un momento así”, concluyó.